Cocinar puede ser terapéutico para muchos de nosotros; tratar con materias primas con diferentes texturas, sabores y colores es un tipo de arte y el acto de cocinar puede ser especialmente relajante. Esta maravillosa experiencia culinaria puede ser fácilmente destruida por los errores comunes que muchos de nosotros ocasionalmente cometemos, como agregar condimentos excesivos, condimentos inadecuados o incluso cocinar demasiado un huevo,… factores que pueden dañar el sabor de los alimentos.
La solución: las sartenes antiadherentes son más adecuadas para freír huevos o panqueques. Si quieres hacer carne jugosa con un exterior crocante debes freír en una sartén de hierro fundido, que se calienta a altas temperaturas y permite que la carne se cocine correctamente.
El error: las personas, cuando el tiempo aprieta, a menudo usan carne congelada en su cocina pensando que se descongelará más rápido mientras se cocina. Desafortunadamente, la carne cocinada de esta manera puede parecer lista en el exterior, pero estará casi cruda por dentro. Lo mismo se aplica a los asados en horno.
La solución: para evitar tal situación, coloca la carne descongelada fuera del refrigerador o congelador durante dos horas y deja que alcance la temperatura ambiente antes de cocinarla. La carne adecuadamente descongelada se cocina de manera uniforme y sabe mejor al finalizar el proceso, a diferencia de la carne semicongelada.
El error: al freír, el aceite alcanza altas temperaturas, y cuando se trata de aceite de oliva las altas temperaturas hacen que pierda su valor nutricional y comience a quemarse. Como resultado, el sabor de tu comida se ve afectado, tal vez incluso haciendo que la comida incomible.
La solución: para evitar esto, usa aceite de oliva para condimentar y no para freír. El aceite de colza o canola, por ejemplo, es resistente a las altas temperaturas, por lo que se recomienda para freír.
El error: todos queremos mantener frescos los alimentos que compramos en el supermercado, pero no es una buena idea poner todos y cada uno de los artículos en el refrigerador. Las verduras como el tomate, la cebolla, el ajo, las papas y las frutas tropicales como el kiwi y el mango tienden a deteriorarse y perder su sabor cuando se enfrían, pero conservan su frescura cuando se almacenan en un lugar templado y seco.
La solución: para mantener la frescura de las frutas y verduras, verifica cuáles deben mantenerse en un lugar a temperatura ambiente y colócalas en cestas abiertas para mantenerlas frescas por más tiempo.
El error: sofreir demasiado el ajo hace que se queme y pierda su sabor y textura. Esto sucede porque el contenido de agua en el ajo es bajo, por lo que cuando lo fríes demasiado tiempo, el agua que contiene se evapora rápidamente y se quema.
La solución: para disfrutar el sabor único del ajo, agrégalo a la comida al final del proceso de cocción o fríelo durante 2-3 minutos, retíralo de la olla o sartén y déjalo a un lado hasta que quieras agregarlo a la comida que estás preparando
El error: muchas personas piensan que si la yema de huevo se ve gris después de la cocción, es una señal de que el huevo se echó a perder. Sin embargo, este color no está relacionado con la calidad del huevo, sino con el tiempo de la cocción. Un huevo que se cocina demasiado tiempo se vuelve gris y gomoso.
La solución: para mantener el color de las yemas de huevo, baja el fuego en cuanto el agua comience a hervir y déjalos 10 minutos a fuego menos fuerte. Tras ello retira la olla, cúbrela y deja que los huevos permanezcan en el agua por otros 10 minutos antes de pelarlos.
El error: muchas personas temen salar demasiado la pasta, por lo que no agregan sal, lo que la hace insípida. Cubrir la pasta no salada con una deliciosa salsa no ayudará en este caso porque la pasta sin sal no absorbe los sabores como lo hace la pasta salada.
La solución: para salar la pasta correctamente, usa la siguiente regla: agrega una cucharada de sal a cada 300 gramos de pasta. De esta manera, puedes estar seguro de que tus cenas de pasta estarán llenas de sabor.
El error: cuando no hay hierbas frescas en la casa, normalmente usamos sustitutos secos y envasados, pero esto puede arruinar el sabor de los alimentos. Secar las hierbas como el perejil y la albahaca hace que pierdan su sabor a diferencia del secado de orégano y estragón que desarrolla y mejora sus sabores. Por lo tanto, agregar hierbas secas en lugar de frescas hace que el sabor de los alimentos sea demasiado concentrado o no lo suficientemente fuerte.
La solución: si te encuentras sin hierbas frescas en medio de la preparación, ten en cuenta la concentración de sabor de las especias mencionadas anteriormente y agrégalas al plato según corresponda. También intenta almacenar hierbas frescas en toallas de papel que absorben la humedad, para que siempre tengas hierbas frescas a mano.
El error: el pollo frito con una capa dorada crujiente es un plato favorito especialmente para niños pero también para adultos, pero cuando preparamos pollo frito, tras empanarlo el recubrimiento de pan rallado no siempre se adhiere a la carne, y nos queda una pieza parcialmente cubierta.
La solución: intenta hacer una capa crujiente utilizando el siguiente método: primero sumerge la carne en harina, luego en el huevo y solo después en las migas de pan. Fríe el pollo en una sartén bien caliente con aceite de canola y prepárate para el mejor pollo empanado que hayas tenido nunca.
Fuente de la imagen: Robert Couse-Baker, Katie Schenk, Malcolm J, Ian Fuller