Lo que comemos a diario influye en mucho más que nuestra cintura. Influye en el funcionamiento de nuestro corazón, la circulación sanguínea y nuestra capacidad para recuperarnos del estrés y la inflamación. Una nueva investigación se ha centrado en seis plantas comunes en la cocina mediterránea, y los expertos creen que estos humildes ingredientes podrían contribuir a la salud cardíaca de maneras que la ciencia apenas comienza a comprender.
El estudio, publicado en Food Bioscience, explora los beneficios del ajo, el espino blanco, el azafrán, el olivo, el romero y la uva, ingredientes esenciales de la cocina mediterránea y apreciados por sus propiedades medicinales. Se cree que contienen compuestos que podrían contribuir significativamente a la reducción de los factores de riesgo asociados a las enfermedades cardiovasculares.
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Si bien la dieta mediterránea es conocida por promover la buena salud, los científicos que participaron en este estudio han descifrado cómo funciona la química natural de estas plantas. Según sus hallazgos, estas plantas cumplen más de una función. Cada una contiene compuestos que actúan en múltiples sistemas del cuerpo para ayudar a proteger contra lo que sigue siendo la principal causa de muerte en el mundo.
Además de condimentar, el ajo contiene compuestos que reducen la presión arterial y la inflamación. Los expertos señalan que sustancias como la alicina y el dialil trisulfuro ayudan a relajar los vasos sanguíneos al aumentar el sulfuro de hidrógeno en el cuerpo. Esto puede facilitar la circulación sanguínea, especialmente en personas con presión arterial alta.
Algunas investigaciones sugieren que el ajo también puede ayudar con el colesterol al mejorar el equilibrio entre el colesterol LDL (malo) y el HDL (bueno). La inflamación, otro factor importante en las enfermedades cardíacas, también podría reducirse con el consumo regular de ajo. Para quienes buscan cuidar su salud cardíaca de forma natural, añadir ajo a sus comidas o tomarlo en suplementos con la debida orientación podría marcar la diferencia.
El espino blanco no es un ingrediente habitual en la mayoría de las cocinas estadounidenses, pero se ha utilizado desde hace mucho tiempo en la medicina tradicional europea. Este arbusto con bayas contiene flavonoides como la quercetina y la apigenina, que se han relacionado con una mejor función vascular y la reducción del estrés oxidativo.
Los investigadores afirman que la quercetina afecta a las enzimas que controlan la contracción y relajación de los vasos sanguíneos. Por otro lado, otros compuestos del espino blanco ayudan a eliminar los radicales libres y pueden reducir los niveles de colesterol y triglicéridos al actuar sobre las enzimas que controlan el metabolismo de las grasas. No se suele consumir fresco, pero se encuentra a menudo en tés, tinturas o cápsulas.
El azafrán destaca no solo por su color brillante y su sabor distintivo, sino también por su potencial para favorecer la salud cardíaca. Se cree que los compuestos crocina y safranal son responsables de sus beneficios. El safranal, en particular, puede ayudar a relajar las paredes de los vasos sanguíneos, lo que podría reducir la presión arterial con el tiempo.
Algunos estudios también han relacionado el azafrán con la mejora de los niveles de colesterol. Dado que es una de las especias más caras del mundo, su uso regular podría no ser práctico para todos. Aun así, incluso pequeñas cantidades podrían ser beneficiosas si se añaden a platos ocasionalmente.
Las aceitunas y el aceite de oliva se consideran básicos en la cocina mediterránea con razón. Se ha descubierto que los compuestos presentes en las aceitunas favorecen la salud cardiovascular de diversas maneras, como la reducción de la presión arterial, la disminución de la inflamación y la prevención de la oxidación del colesterol LDL, un paso clave en la acumulación de placa en las arterias.
Ensayos clínicos han demostrado que el aceite de oliva, especialmente el virgen extra, puede contribuir a unos niveles de colesterol y una presión arterial más saludables. Según los expertos, su valor va más allá del aceite en sí, también se relaciona con su interacción con otros alimentos, lo que hace que las comidas sean más protectoras cuando se consumen con regularidad.
El romero no recibe tanta atención como el aceite de oliva o el ajo, pero aporta mucho más que su aroma. Compuestos como el ácido rosmarínico y el ácido carnósico se han estudiado por su capacidad para reducir el daño oxidativo, relacionado con la inflamación y la rigidez arterial.
Estudios en animales sugieren que el romero podría ayudar a reducir la presión arterial y favorecer una mejor circulación. Si bien se necesitan más estudios en humanos, muchos expertos coinciden en que es una hierba recomendable incluirla con regularidad, especialmente porque es fácil de añadir a verduras asadas, guisos e incluso tés.
Las uvas, en particular su piel y semillas, contienen resveratrol, un compuesto que ha ganado reconocimiento por su papel en el bienestar cardíaco. Se cree que este compuesto mejora el funcionamiento de los vasos sanguíneos, reduce el estrés oxidativo y ayuda a regular el procesamiento de las grasas en el cuerpo.
El extracto de semilla de uva está disponible como suplemento y algunos estudios han demostrado que favorece una presión arterial y una frecuencia cardíaca en reposo más saludables. Por supuesto, comer uvas enteras también aporta fibra e hidratación, lo cual siempre es una ventaja.
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Si bien cada planta aporta sus propias ventajas, los investigadores señalan que sus efectos combinados podrían ser aún más impactantes. Un solo fármaco suele actuar sobre un problema. Estas plantas actúan mediante varios mecanismos a la vez: reducen la inflamación, mejoran el flujo sanguíneo y favorecen un metabolismo saludable del colesterol y las grasas, todo al mismo tiempo.
Los expertos también señalan que combinar ciertos alimentos puede ofrecer aún más beneficios. El aceite de oliva con verduras de hoja verde puede aumentar el óxido nítrico en la sangre. El ajo y el pescado azul podrían ofrecer una mayor protección contra los problemas de colesterol al consumirse juntos. Es este enfoque multifacético el que podría explicar por qué la dieta mediterránea ha perdurado a lo largo del tiempo en el apoyo a la salud cardíaca.
No necesitas cambiar tu dieta por completo para beneficiarte. Unos pequeños cambios pueden ayudarte a incorporar estos ingredientes a tus comidas. Según el estudio, estas son algunas cantidades recomendadas:
Puedes usarlos para cocinar o consumirlos en formas más concentradas, como extractos o suplementos, según tus preferencias y necesidades de salud. Por supuesto, si estás considerando tomar suplementos, consulta primero con un profesional de la salud.
Dado que las enfermedades cardíacas siguen afectando a millones de personas, observar lo que se ha estado haciendo en las regiones mediterráneas durante siglos podría ofrecer más apoyo del que creíamos. Al rotar regularmente estas seis plantas, no solo estás agregando sabor, sino que también puedes estar ayudando a tu corazón en el proceso.