Por desgracia, guardar rencor puede afectar negativamente a la salud mental y física. Los principales psicólogos afirman que aferrarse a un rencor nos obliga a reproducir una historia sobre un acontecimiento una y otra vez en nuestra cabeza y a pensar en todas esas emociones negativas asociadas a él. Por ejemplo, alguien de tu familia hizo comentarios muy desagradables sobre ti a tus espaldas. O tal vez un amigo muy querido te traicionó de una manera que nunca hubieras imaginado. No puedes dejar de lado esos sentimientos de dolor y sigues repitiendo lo sucedido en tu mente una y otra vez.
La retención de la ira puede tener un impacto negativo en la salud mental. En un estudio, los investigadores descubrieron que los participantes que habían retenido la ira y la hostilidad durante casi una década experimentaron un mayor deterioro cognitivo que los que eran más propensos a perdonar.
Ahora que sabemos que es importante no aferrarse a los rencores, es hora de hablar de cómo dejarlos ir. Las investigaciones demuestran que el perdón y la aceptación pueden conducir a una perspectiva emocionalmente más equilibrada y ayudarnos a llevar una vida más sana y sin estrés. El primer paso para perdonar a alguien es dejar de lado el resentimiento y los pensamientos de venganza. Pero perdonar a alguien que te ha herido o traicionado no es tan fácil. Ese acto que te hirió u ofendió puede estar siempre contigo, pero el perdón puede ayudarte a liberarte de esos sentimientos negativos.
Los siguientes pasos pueden ayudarte a dejar atrás los rencores.
* Acepta lo ocurrido. Permítete sentir el dolor en lugar de evitarlo. Sé honesto contigo mismo y reconoce que el daño fue causado y luego encuentra el camino hacia adelante. Si no reconoces plenamente que te has aferrado al rencor, no podrás superarlo limpiamente.
* Considera cómo el aferrarse al rencor ha afectado a tu comportamiento y a otros aspectos de la vida. Si es necesario, anota esos puntos. Una vez que te des cuenta de la cantidad de daño que esto está causando, te permitirá ver que es hora de seguir adelante.
* Decide perdonar. Esto no significa que tengas que olvidar la ofensa o reconciliarte. Tampoco significa que apruebes lo que hicieron o que intentes racionalizar su comportamiento. Recuérdate a ti mismo que sólo tienes que dejar de dar poder al conflicto. No puedes volver atrás y crear una versión mejor del pasado, así que acepta que no puedes seguir en este ciclo de sufrimiento autoimpuesto y que necesitas perdonar para seguir adelante.
* Comprende que el verdadero perdón lleva tiempo. El perdón no se produce de la noche a la mañana. Tómate tu tiempo y concéntrate en progresar. Recuérdate a ti mismo todos los días que debes dejar ir algo de dolor y rabia.
* Una vez que decidas dejar de lado el rencor, asegúrate de no insistir demasiado en la situación. De nuevo, esto no ocurrirá de la noche a la mañana. Pero si te quedas pensando en el rencor o hablas de él con otras personas con regularidad, te resultará más difícil dejarlo atrás.
* Visualiza que dejas atrás el rencor. Imagina una cuerda gruesa que te conecta con la persona a la que quieres perdonar. Luego, visualiza que sueltas la cuerda, poco a poco. Haz esto como una forma de ejercicio cada día durante unos minutos. Con el tiempo, estarás en un mejor estado de ánimo para perdonar.
* Una vez que finalmente te permitas perdonar, te darás cuenta de que ha surgido una persona totalmente nueva dentro de ti. Una persona que tiene varias capas y puede sentir. Abraza a esa nueva persona y deja que esta transformación tenga un impacto positivo en tu bienestar mental.
En última instancia, el perdón es el camino hacia nuestra libertad mental y emocional. Por lo tanto, por muy importante que sea reconocer tus emociones de rencor, quedarte con esos sentimientos sólo te causará daño. El perdón es la mejor manera de dar sentido al sufrimiento que has padecido. Perdonar no es fácil, especialmente si has pasado por mucho dolor. Sin embargo, es la única manera de tener realmente paz.
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