La ira es una emoción que todos experimentamos en distintos momentos de la vida. De hecho, es un sentimiento necesario porque actúa como protección contra posibles amenazas. Sin embargo, si notas que desarrollas con frecuencia señales claras de ira contenida, podría significar que tienes lo que comúnmente se conoce como "mal genio". Quizás te sientas frustrado con un proveedor que se equivocó en tu pedido, o con el conductor que va delante en el tráfico y simplemente se niega a moverse, o incluso tiendes a perder los estribos cuando tu equipo favorito pierde, en cualquier caso, estos arrebatos podrían indicar algo más grave.
Tener mal genio puede afectar negativamente tu bienestar, tanto físico como mental. ¿No estás seguro de si tu irritabilidad pasajera es natural o si realmente tienes mal genio? ¿No sabes cómo lidiar con esta sensación? El siguiente artículo te mostrará las señales de un temperamento irascible y consejos para afrontarlo.
Existen muchas maneras ampliamente aceptadas y comprensibles de expresar la ira, por ejemplo, gritar, mirar fijamente o incluso llorar. Todas estas son formas sanas y naturales de expresar la angustia que te causa una situación. Pero si te caracterizas por un temperamento irascible y de mal genio, tu ira puede parecer casi primaria y podría estar marcada por el hecho de que:
Un arrebato de irascible a veces llega sin previo aviso, es una explosión de emociones. A veces, puede causar vergüenza a quien lo experimenta.
Si eres propenso a ataques de ira impredecibles e incontrolables, este patrón de comportamiento podría dejarte vulnerable a diversas consecuencias negativas y problemáticas a nivel social, físico e incluso psicológico.
Si sientes ira con frecuencia, podrías encontrarte en una situación en la que tu presión arterial siga subiendo. De hecho, la ira es tan eficaz para elevar la presión arterial que puede anular todo el trabajo que tu cuerpo realiza para bajarla mientras duermes. Además, dado que la ira provoca un aumento en la producción de catecolaminas y corticosteroides, que afectan la respuesta del cuerpo al estrés, los sentimientos repetidos de ira pueden provocar alteraciones del ritmo cardíaco y problemas vasculares. Estos efectos son responsables del vínculo común entre la ira y la cardiopatía isquémica.
Un temperamento iracundo y la ira constante también pueden afectar tu estilo de vida; si estos son rasgos prominentes en ti, podrían surgir otras características negativas como resultado. Tal vez en un intento de calmar tus nervios después de un arrebato o por culpa por perder el control nuevamente, podrías desarrollar hábitos problemáticos y manifiestamente poco saludables, como fumar, consumir cafeína en exceso, comer alimentos cargados de calorías o abusar de bebidas alcohólicas o drogas.
Esto podría parecer un problema asociado con la adolescencia, pero en realidad no lo es. Diversos trastornos alimentarios, en particular la bulimia, pueden desarrollarse a cualquier edad, y un aumento de la ira puede actuar como catalizador. Las emociones negativas derivadas de la ira pueden llevar a una necesidad de comer de forma continua y descontrolada, seguida de vómitos intencionales. Esta conexión es más frecuente con los rasgos de personalidad impulsiva y, sin duda, puede manifestarse incluso en etapas posteriores de la vida, más allá de la adolescencia, si se es propenso a la ira excesiva.
Es bastante normal molestarse por la conducción irresponsable de otros en la carretera o preguntarse por qué el conductor más lento es el que va delante. Pero cuando no se mezcla un poco de precaución con nuestros sentimientos hacia los demás en la carretera y la ira incontrolable se acumula al volante, las consecuencias pueden ser devastadoras. Si experimentas con frecuencia lo que se conoce como "ira al volante", las investigaciones muestran una relación entre este comportamiento y un mayor riesgo de accidentes de tráfico. Esto podría deberse a que estás demasiado concentrado en tus emociones descontroladas en lugar de conducir, lo que provoca una concentración insuficiente en la carretera e incluso la pérdida de control del vehículo, lo que provoca accidentes.
Si ya has experimentado ataques de ansiedad en tu vida (un fenómeno que no es raro ni insignificante), seguramente estás familiarizado con las sensaciones físicas que se apoderan de ti durante esos momentos, como sudoración excesiva, temblores y respiración acelerada. Hasta cierto punto, esto no es tan diferente de los arrebatos de ira, y si, además de la ansiedad, también pierdes la calma con frecuencia por razones triviales o importantes, es muy probable que tu ira y ansiedad estén entrelazadas. Diversos estudios han descubierto que la aparición de ira intensa y frecuente puede estar relacionada con los síntomas físicos de la ansiedad.
Es muy posible que, después de comprender las implicaciones particularmente negativas de tener mal genio, ser irascible y tener arranques de ira excesivos, ya no te parezca atractivo ni algo natural que simplemente tengas que aceptar. Es cierto que, al igual que la alegría y la tristeza, expresar la ira ante situaciones como una promesa incumplida o una oportunidad perdida es completamente normal, pero cuando los episodios de ira se vuelven más frecuentes, es hora de empezar a afrontarlos. En este sentido, tenemos algunos buenos consejos que pueden ayudarte a gestionar tu ira de forma más eficaz.
Cuando empieces a sentir señales inequívocas de que la ira se acumula en tu interior, intenta centrarte en métodos de autoaprendizaje positivo, como la respiración profunda, para calmarte. Combinar la respiración con autoafirmaciones tranquilizadoras que ayudan a aliviar la ira también puede contribuir a controlarla y a distanciarla gradualmente. Repetir esta práctica hasta que la sensación se alivie y tu estado de ánimo se estabilice puede ayudarte a prevenir arrebatos, así como sus consecuencias negativas. Puedes intentar realizar estos 7 ejercicios de respiración para aliviar el estrés y también presionar los puntos de presión descritos en este artículo, que ayudan a reducir y eliminar la ira.
Así como recurres a tus seres queridos cuando ocurren cosas dolorosas, como un desamor, o momentos felices, como un ascenso, también puedes llamarlos y hablar con ellos cuando sientes que pierdes el control y empiezas a sentirte irascible. Es una forma sana y saludable de lidiar con este sentimiento, y no hay por qué avergonzarte de exponerles esta vulnerabilidad, sabes que te apoyarán y te contendrán para que puedas calmarte y aliviar la ira. Tus amigos y familiares pueden servirte como un "grupo de apoyo" y tranquilizarte hasta que pase lo peor.
Una buena manera de lidiar con la ira e identificar con qué frecuencia la adoptas es llevar un diario donde registres tus emociones. En este diario, que puede ser completamente personal, anota los eventos que desencadenan tus arrebatos, así como los pensamientos que te rondan la mente cuando ocurren. Esto te ayudará a comprender mejor tus emociones para gestionarlas con mayor eficacia y, finalmente, superarlas.
En definitiva, si tus emociones son demasiado intensas y volátiles, y te resulta difícil contenerlas y controlarlas mediante la autoayuda, no hay de qué avergonzarse en buscar ayuda profesional para que te ayude a tomar las riendas. Los terapeutas profesionales, ya sean psicólogos, psicoterapeutas o especialistas en el manejo de la ira (como el experto del siguiente video, que recomendará un método probado en este campo), pueden ayudarte a identificar las emociones negativas y a controlarlas, suprimiendo así tus arrebatos de ira. A través de esta terapia, podrías aprender maneras diferentes y más saludables de lidiar con los desencadenantes que desencadenan tus arrebatos de ira.
Como se mencionó, en circunstancias normales y controladas, la ira es una parte lógica y aceptable de la vida. Sin embargo, cuando se descontrola y se convierte en tu rasgo distintivo, es dañina, destructiva y requiere atención. Si bien un temperamento irascible y una mecha corta son sentimientos poderosos, es importante recordar que la ira es algo que, en última instancia, puedes controlar. Con técnicas de respiración, el apoyo de tus seres queridos y ayuda profesional si la necesitas, puedes superarlo. Recuerda que el objetivo no es eliminar por completo la ira de tu vida, sino evitar que te domine y defina tu bienestar mental. Seguir los métodos de manejo de la ira que recomendamos puede ayudarte a controlar esos sentimientos.