El burnout de los padres es una condición que afecta tanto a los padres nuevos como a los veteranos, donde sienten un sentido de responsabilidad abrumador y continuo debido a su papel como cuidadores. Esta sensación persiste durante un período prolongado, dejándolos incapaces de aliviarla y encontrar consuelo o satisfacción. Esto, a su vez, conduce al deterioro mental y físico. A diferencia del burnout causado por horas de trabajo prolongadas o insatisfacción laboral, el burnout de los padres es el resultado del compromiso de por vida de los padres, que tiene consecuencias irreversibles. Por ello, cuando los padres se encuentran en situaciones que pueden indicar el inicio o la progresión de una crisis de crianza, es fundamental aprender a gestionarla para superarla con seguridad.
Las razones que conducen a una crisis por burnout varían de un padre a otro: algunas personas llegan al punto de quiebre como resultado del cuidado continuo y la preocupación por un niño enfermo o con problemas de comportamiento que requieren atención adicional y mucha inversión de energía. Están aquellos cuya crisis y burnout resultan de la falta de cooperación por parte del cónyuge y la desigualdad en la carga; o en algunos casos, nuevos padres que por primera vez en su vida tienen sobre sus hombros el peso de la responsabilidad de cuidar y atender las necesidades de otra persona. Cada una de estas circunstancias puede causar burnout y severos sentimientos de ansiedad que agotan el alma de los padres y requieren una paciencia continua y extrema flexiblilidad.
Dado que el burnout de los padres es un proceso gradual, muchos padres no sienten en tiempo real el impacto y el riesgo que implica una crisis de este tipo, pero esto solo comienza a filtrarse cuando las señales de esto se vuelven más tangibles y destructivas, y por lo tanto es muy importante conocerlas.
1. Afecta nuestra vida social: en medio de una crisis de burnout de los padres, nuestro "fusible" se vuelve más corto que nunca. Además, este período trae a colación y nos inunda de sentimientos e ira que antes no eran visibles. Podemos arremeter contra nuestros cónyuges, hijos o amigos y mostrar muy poca tolerancia por los errores, incluso si son pequeños. A menudo, la ansiedad y la preocupación por los demás pueden hacer que cortemos el contacto con nuestro entorno inmediato y amigos, lo que resulta en una soledad a largo plazo.
2. Tiene consecuencias emocionales: como continuación directa del impacto en la esfera social, la crisis de los padres también puede abrumarnos con trastornos emocionales, como la ansiedad, que a menudo se deriva del temor de que el mundo exterior lo perciba como no lo suficientemente buenos padres, cónyuges o amigos. La sensación de decepcionar a los que te rodean puede, en situaciones extremas, dar lugar a la aparición de síntomas de depresión, un sentimiento de impotencia y baja autoestima que en ocasiones se deriva de las expectativas poco realistas que te pones a ti mismo.
3. Afecta la cognición y la función: al experimentar el burnout de los padres, este sentimiento puede tener un impacto negativo tanto en nuestra función como en la cognición. Los efectos emocionales pueden causarnos problemas funcionales y cognitivos, que pueden ser un resultado directo del agotamiento. La ansiedad, el estrés y la preocupación que sentimos pueden agotar nuestra energía y hacer que perdamos la concentración, lo que genera problemas de memoria, dificultad para concentrarnos y mala calidad del sueño. Esto puede manifestarse en despertar temprano, dormir tarde y sueño fragmentado. La falta de sueño regular y de calidad puede resultar en problemas cognitivos e incluso confusión y olvido.
4. Afecta nuestra salud física: a medida que la crisis persiste y empeora, puede tener efectos negativos en nuestra salud física. Estos efectos incluyen dolores de cabeza persistentes que comienzan por la mañana y duran todo el día debido a la falta de energía y un estilo de vida alterado. Además, el estrés emocional y la tensión mental pueden provocar problemas psicosomáticos como dolor, estreñimiento u otros problemas digestivos para algunas personas.
Si bien ser padre a menudo se describe como una experiencia satisfactoria y enriquecedora, los desafíos que conlleva a veces pueden eclipsar los aspectos positivos. Si tú o alguien que conoces está experimentando síntomas de burnout de los padres, es importante reconocer y abordar el problema en lugar de reprimirlo o negarlo. No hacerlo puede, en última instancia, dañar la unidad familiar por la que uno ha trabajado duro para construir. Un estudio de 2019 realizado en la Universidad de Stanford encontró una conexión clara entre el burnout y la negligencia de los padres, la evasión de la responsabilidad e incluso casos extremos de violencia contra los niños y tendencias suicidas. Para lidiar con el burnout en la crianza de los hijos, es importante tomar medidas proactivas hacia el autocuidado y el apoyo.
Lidiar con problemas relacionados con los humanos no tiene una solución simple porque el cerebro de cada uno funciona de manera diferente y percibe las cosas de una manera única. Sin embargo, se pueden seguir ciertas pautas para al menos minimizar los síntomas de una crisis de los padres. Es importante reconocer que no es necesario ser padres perfectos. La presión por lograr la perfección puede generar altas expectativas, miedos, baja autoestima y, finalmente, agotamiento. Para lograr tus objetivos, no debes dudar en buscar ayuda en tu entorno, como tus padres, amigos o cónyuge. Pedir ayuda no es señal de fracaso.
Es importante mantener un equilibrio entre ser padre y cuidar de uno mismo. Esto significa tomar descansos, comer una dieta saludable y comprometerse a hacer ejercicio regularmente para reducir el estrés y mejorar el funcionamiento diario. Además, es importante nutrir tu bienestar emocional confiando en tus seres queridos y buscando el apoyo de otros padres que puedan estar experimentando desafíos similares.