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Para reflexionar: los mendigos y el incendio

El Redactor: Alex N.

Dos vagabundos vivían en un bosque cerca de la ciudad. Uno era ciego y el otro cojo. Durante todo el día competían uno con el otro para conseguir más monedas, más atención y más compasión de las personas. Ellos ni siquiera se hablaban.

Pero una noche sus cabañas se incendiaron durante un terrible incendio en el bosque. El ciego podía escapar, pero no podía ver hacia dónde correr, y ni siquiera sabía dónde no se había extendido el fuego.

El cojo podía ver que todavía había una oportunidad de escapar, pero no podía correr, porque el fuego se propagaba muy rápido, así que todo lo que podía ver con certeza era que la hora de la muerte se leacercaba.

 
historia vagabundos

Los dos percibieron que necesitaban el uno del otro. El cojo tuvo un momento de claridad: "el hombre ciego puede correr y yo puedo ver". En este momento, olvidaron toda su competitividad. 


Entonces fue justamente en ese horrible momento en el que ambos se enfrentaron a la muerte, olvidaron toda la enemistad sin sentido, crearon una gran unión, y mutuamente acordaron que el ciego cargaría al hombre cojo en sus hombros y el cojo sería el guía para decir la dirección de la fuga, ya que cojo podía ver y el ciego podía correr.

historia vagabundos

Y así salvaron sus vidas y, a causa de este incidente, se volvieron amigos y abandonaron sus diferencias.

 

Reflexión: altos y bajos, gordos y delgados, ciegos y mudos, personas con una o más características o capacidades diferentes, hombres y mujeres... todos somos diferentes. Sin embargo, no podemos dejar que nuestras diferencias impidan tener una convivencia armoniosa. Lo que le falta a uno, ciertamente puede ser completado por otro y es al ayudar al prójimo, independientemente de las diferencias, lo que hará de nuestro mundo un lugar mejor.

 

Ayudando al prójimo, tendrás ayuda en un momento de aflicción, tal y como está escrito...

 

 

"Dos son mejor que uno, porque sacan más provecho de sus afanes. Si uno de ellos se tropieza, el otro lo levanta". (Eclesiastes 4:9-10)

 

 

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