Hay muchas razones por las que puedes querer renovar tu casa. Puede que quieras reformar o ampliar una habitación antigua, simplemente repintar las paredes y cambiar algunos muebles, o transformar una de las habitaciones de tu casa en otra distinta. Si el proyecto es para ti y tu familia, puedes hacer prácticamente lo que quieras y ceñirte a tus necesidades personales y a tu estética.
Sin embargo, si tu objetivo es aumentar el valor de reventa de tu casa haciendo algunas renovaciones, entonces es una cuestión totalmente diferente. Si ese es tu caso, no debes invertir en el proyecto de renovación más de lo que es la media de tu barrio. Además, no debes renovar sustituyendo los muebles y tomando decisiones estéticas. En su lugar, mejora los elementos prácticos universales que todo comprador apreciará, como sustituir un viejo calentador de agua, mejorar el aislamiento y, básicamente, convertir tu casa en un lienzo en blanco para quienes se muden después.
2. ¿Has creado un plan de presupuesto realista para el proyecto?
No disponer de un presupuesto realista o no ceñirse a él es un grave error que cometen muchos propietarios. "Creo que los dos mayores errores son, en primer lugar, no conocer el presupuesto y no contar con contratistas que se atengan a un proceso de elaboración de presupuestos", declaró Robin Kencel, agente inmobiliario con más de 20 años de experiencia, en unas declaraciones a Insider.
Así que, antes de decidirte a derribar paredes o suelos y deshacerte de los muebles viejos para hacer sitio a los nuevos, cuenta con precisión cuánto estás dispuesto a gastar en tu proyecto, y si es suficiente para sustituir, arreglar o reformar todo lo que quieres. Además de eso, los expertos dicen que es mejor tener también un presupuesto de emergencia separado para cualquier gasto imprevisto.
3. ¿Vale la pena invertir en la propiedad?
Si estás planeando vender la propiedad en un futuro próximo, es mejor ser inteligente con los gastos que realices. Después de todo, en algunos casos, es probable que el comprador esté interesado en tu casa por el terreno y quiera derribar la estructura antigua en sí. Si es así, no tiene sentido que inviertas en la renovación de la casa.
Del mismo modo, si vives en un barrio con un precio de reventa más bajo, renovar tu casa tampoco supondrá una diferencia suficientemente significativa. Intenta dejar de lado tus emociones y se sincero contigo mismo sobre tu propiedad. Para obtener una opinión imparcial, también puede valer la pena consultar a un agente inmobiliario, que siempre tiene la información más actualizada sobre el siempre cambiante mercado inmobiliario y podrá ayudarte a optimizar el rendimiento de tu inversión.
4. ¿Los profesionales con los que va a trabajar tienen buena reputación?
Lo más probable es que en tu reforma intervengan contratistas, y los grandes proyectos, como la mejora del baño o la ampliación de la vivienda, son prácticamente imposibles sin la ayuda de profesionales. Pero antes de dejar que alguien que has encontrado a través de un anuncio se ocupe de tu propiedad, debes asegurarte de que conoce su trabajo y será capaz de prestar los servicios en los plazos y con el presupuesto que has fijado.
Por eso, siempre hay que pedir referencias a los propios contratistas. Hoy en día, muchas, si no la mayoría, de las empresas de diseño de interiores, estudios de arquitectura y otros profesionales tienen también presencia en Internet, con ejemplos de su trabajo y reseñas de clientes anteriores en su página. Así que no estará de más que hagas una búsqueda en Google de la empresa antes de empezar a trabajar con ella, para asegurarte de que te conviene.
Para obtener aún más consejos sobre cómo encontrar el mejor contratista, lea nuestro artículo anterior titulado ¡Cómo encontrar un gran contratista para el hogar!
5. Si se trata de un proyecto de bricolaje: ¿eres capaz de hacerlo de principio a fin?
Otro error común que comete la gente al renovar su casa es ser demasiado optimista sobre sus habilidades de reparación. Por supuesto, hay personas que son totalmente capaces de transformar sus hogares sin mucha ayuda adicional, pero si tienes muy poca o ninguna experiencia en el proyecto de renovación específico que estás planeando, es mejor dejar las partes del trabajo con las que no está familiarizado a los profesionales.
Por ejemplo, si vas a reformar el baño y sabes muy bien cómo cambiar los grifos y pintar las caídas, pero no tienes ni idea de cómo colocar los azulejos, puedes contratar a alguien para que haga sólo esa tarea y hacer el resto tú mismo. Al fin y al cabo, arreglar cualquier error suele costar mucho más que hacer el mismo trabajo desde cero.
6. ¿Qué partes del proyecto son necesarias y cuáles son opcionales?
Las mejoras en el hogar son emocionantes, pero imaginar la nueva habitación o la casa entera con todas las características de ensueño que siempre has querido tener puede llevarte por el camino del gasto excesivo. Ten claras las reformas que requieren tu atención e inversión en este momento, y no te apresures a instalar extras de los que podrías acabar arrepintiéndote en breve.
Para ello, escribe una lista de renovaciones necesarias y opcionales, y calcula de cuánto tiempo y dinero dispones para realizar el proyecto comenzando por las necesarias. Si estás seguro de que te queda presupuesto para algo de la lista de deseos opcionales, por supuesto, disfrútalo y hazlo también, pero evita empezar por las mejoras opcionales, o puede que acabes con un estanque japonés y una bodega, pero con un tejado con goteras o una puerta de garaje que funciona mal.
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