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El Cuento Del Elefante Encadenado

El Redactor: Jessica Q. R.
Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.
 
Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?
 
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
 
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
 
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.

Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
Cuento Elefante Encadenado

Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía.

Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a sus destino.

Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree que NO PUEDE.

Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.

Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.

Jamás… jamás… intentó poner a prueba su fuerza otra vez.

Cuento de Jorge Bucay 

Fuente: bucay

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