No te preocupes si nunca has oído hablar de la positividad tóxica. Este es un concepto bastante nuevo en el mundo (o al menos un término nuevo para él), y surgió después de la ilusión de "Gran Vida" que la gente publica en las redes sociales, junto con la creciente conciencia que tenemos sobre el bienestar mental. En teoría, una gran conciencia de uno mismo y preocuparse por los demás son cosas buenas, pero ¿alguna vez lo llevamos demasiado lejos? ¿Nuestros esfuerzos por levantar el ánimo de una persona deprimida y calmar a las personas ansiosas en realidad están haciendo más daño que bien? No todo se puede solucionar con palabras como “la felicidad es una elección” o “pensar en positivo”.
A menudo tenemos las mejores intenciones en el fondo cuando decimos cosas como esta, pero en realidad, pueden animar a la persona a ignorar el problema y no resolverlo ni afrontarlo. Entonces, ¿cómo se reconoce la positividad tóxica y cómo evitarla? A continuación te presentamos cuatro consejos y señales que te ayudarán a deshacerte de ella.
Las personas que utilizan este método intentan utilizar su positividad para hacer que los demás sean más positivos, intentando quitarle importancia a una cuestión o problema específico. Esto generalmente se hace con oraciones cortas o refranes y citas que restan importancia a los sentimientos reales que siente la otra persona, tratando de que parezcan sin importancia.
De esta manera, tus verdaderas emociones y las circunstancias de tu vida se ignoran cuando escuchas cosas como "simplemente piensa en positivo" o "sé más activo", como si el problema fuera tan trivial como para solucionarlo con tópicos y positividad. Pero eso no es realista cuando hablamos de depresión verdadera o cualquier otro problema mental.
Todos luchamos contra las emociones negativas y la ansiedad, y en esos momentos, lo último que necesitas son tópicos vacíos. La idea de que simplemente ser positivo contigo te hará sentir mejor resta importancia a lo que sientes.
La positividad tóxica nos dice que tus problemas no son problemas y que tú eres quien los provocas. Pero en lugar de ofrecer ayuda real, los problemas son, de hecho, ignorados. Estas personas generalmente tienen buenas intenciones, pero también pueden ser demasiado perezosas para intentar invertir tiempo real y atención en escuchar tus verdaderos problemas sin juzgarlos.
"No puedes estar triste, mira qué buena es tu vida".
"No puedes estar deprimido, hay tanta gente a la que le encantaría tener la vida que tú tienes".
Este tipo de frases son ejemplos perfectos de positividad tóxica que se disfrazan de consejos. Este "consejo" no logra establecer una diferencia entre la realidad objetiva y la realidad subjetiva. En un mundo perfecto, todos sentiríamos exactamente lo mismo que nuestras circunstancias exteriores. Si tuviéramos un buen día, seríamos felices. Si tuviéramos un mal día, estaríamos tristes. Si somos ricos, seríamos felices. Si fuéramos pobres, estaríamos tristes.
Esta es una gran simplificación de cómo funcionan realmente las emociones y el bienestar. En realidad, los ricos todavía se suicidan y algunos pobres son las personas más felices que jamás conocerás. Las emociones humanas son mucho más que circunstancias exteriores. Algunas personas tienen un sistema químico desequilibrado en el cerebro, e incluso cuando todo parece ir bien, todavía se sienten fatal. Quieren sentirse tan bien como se supone que deben hacerlo, pero no es así como se sienten realmente.
La mayoría de ellos están demasiado avergonzados para admitirlo porque se considera que no aprecian lo que tienen. Este tipo de actitud ambiental hace que las personas oculten sus verdaderas emociones, lo que las lleva por un camino aún más oscuro.
Como hemos mencionado anteriormente, el resultado de los 3 tipos anteriores de positividad tóxica suele ser el mismo: la persona deprimida aísla sus emociones, las esconde y trata de no mostrarlas delante de la otra persona. Esto puede deberse a que no quieren escuchar palabras vacías (n.° 1), no quieren sentirse avergonzados porque se supone que sus vidas son buenas en comparación con las de los demás (n.° 2) o no quieren sufrir resultados negativos. de otras personas que, irónicamente, no quieren estar cerca de la negatividad (n.° 3).
Todos estos 3 provienen de OTRAS personas. Sin embargo, pareciera que todo depende de TI, que tú eres potencialmente quien tiene el efecto más negativo sobre lo que sientes. Por eso resulta útil recordar que tus emociones no son culpa tuya, la mayoría de ellas son reacciones químicas del cuerpo. Si no sientes que tienes amigos con quienes puedas ser honesto acerca de estos sentimientos y recibir apoyo honesto, puede que sea el momento de encontrar mejores amigos.
Como ves, la positividad tóxica no es tan fácil de detectar porque muchas veces se esconde como un intento honesto de ayudarte o aconsejarte. Es muy posible que la otra persona no esté haciendo esto para ser mala contigo o menospreciarte, sino que en realidad piense que puede estar ayudando. Esto se debe a que les resulta difícil imaginar tu situación, porque es algo que nunca han experimentado.
Aún así, el resultado es que tus emociones no son respetadas y te hacen sentir aún más solo. La mejor manera de manejar esto es no esperar. Díselo a la gente de inmediato, no con sarcasmo ni con enojo, sino con comentarios honestos sobre cómo te hacen sentir sus consejos y por qué no te ayudan. Explícales cómo PUEDEN ayudarte, ofreciéndote apoyo y amor cuando más lo necesitas y escuchándote cuando necesitas que te escuchen. Tus verdaderos amigos, aquellos que realmente quieren ayudarte, lo harán con mucho gusto.
