Henri Matisse (1869 a 1954) fue un artista francés que trabajó durante casi seis décadas y media. Fue un creador muy hábil y, a lo largo de su carrera, realizó pinturas, esculturas, artes gráficas, collages, grabados, litografías e ilustraciones de libros. A lo largo de toda su vida creativa, se esforzó por alcanzar "el equilibrio, la pureza y la serenidad", como afirma en sus memorias "Notas de un pintor" de 1908.
Matisse tiene un lugar en el Salón de la Fama del arte moderno, al mismo nivel que Picasso, ya que fue el líder del fauvismo, el movimiento de vanguardia que dio el pistoletazo de salida al siglo XX
Antecedentes biográficos
La vida adulta de Matisse comenzó en la Facultad de Derecho. Frecuentaba una clase de arte nocturna como pasatiempo, pero cuando se estaba curando de un grave caso de apendicitis, encontró un gran placer en la pintura como medio para pasar el tiempo. Un año después de su recuperación, en 1891, se fue a París a estudiar arte, para desdén y decepción de su padre.
La primera educación artística de Matisse fue estrictamente académica, de estilo realista y neoclásico. No había espacio para la autoexpresión. Al cabo de un año, cambió de escuela para estudiar con un profesor más tolerante, el simbolista Gustav Moreau. Éste animaba a los alumnos a encontrar su estilo, un método de enseñanza que atrajo a Matisse. Tras la muerte de su maestro, Matisse fue expulsado de la academia por el nuevo maestro, menos libre.
Pintura
Los temas más recurrentes en la pintura de Matisse son los paisajes, las naturalezas muertas, las personas, los interiores domésticos y de estudio, y la figura femenina. Matisse comenzó a exponer sus primeras obras en 1895. Su cuadro "Mujer leyendo" cosechó un gran éxito, lo que aumentó su confianza.
Fauvismo
Matisse era un artista de mente abierta, muy reactivo a su entorno. En sus viajes, descubrió la dinámica escena artística parisina: neoclasicismo, realismo, impresionismo y neoimpresionismo. Conoció a artistas influyentes como Camille Pissarro, Vincent van Gogh, Édouard Manet y Paul Cézanne.
Un viaje a la Provenza en 1904 le mostró la luz como nunca antes la había percibido. Matisse abandonó rápidamente la paleta oscura y terrosa de sus primeros cuadros para aventurarse en un mundo de colores brillantes. Descubrió el puntillismo, una técnica que consiste en extender la pintura sobre el lienzo mediante pequeños puntos de colores complementarios. El resultado fue "Lujo, calma y placer", de 1904, la obra maestra que marcó el inicio del movimiento fauvista.
En francés, la palabra "fauves" significa animales salvajes. Matisse y su grupo de seguidores expusieron por primera vez sus innovadoras obras en una galería para nuevos artistas. Un crítico de arte utilizó la palabra "fauves" para ilustrar su opinión sobre el uso sin precedentes del color. Aunque lo dijo como un insulto, Matisse y el resto adoptaron este apodo, llamándose a sí mismos los fauvistas y a su estilo: fauvismo.
En el cuadro de arriba se aprecian las influencias del puntillismo, ya que las pinceladas se distinguen fácilmente unas de otras. Esto crea una especie de agitación dinámica en el lienzo, dándole vida y luminosidad. No hay ningún intento de crear una ilusión; el cuadro no "intenta" ocultar el hecho de que es una pintura. No intenta imitar la realidad. Al contrario, expone el proceso de su propia creación. Este es un tema recurrente en las obras de Matisse.
En "Ventana abierta", se puede ver este tema aún más claramente que antes: aunque el cuadro retrata una vista del horizonte, no hay ilusión de profundidad. Todo el lienzo es plano. No pretende ser una ventana a otra realidad, sino que se mantiene fiel a ser un lienzo. La pintura no está al servicio del objeto que retrata, no queda ningún atisbo de realismo. Matisse llevó el puntillismo al extremo: los pequeños puntos se hacen tan grandes que se convierten en pequeños bloques de color.
Tras unos años de encargos y de exploración de interiores, Matisse comenzó a sumergirse en el cubismo. Lo reinterpretó como una salida para composiciones abstractas con colores menos vivos, lo que rápidamente dio paso a un nuevo interés por la figura femenina. Esto llevó a la creación de la siempre famosa y siempre icónica "Danza" en 1910. Para prepararla, Matisse empezó a hacer bocetos con la técnica del collage, que se refleja en el cuadro. Las mujeres parecen recortadas de un papel y pegadas en el lienzo. Volverá a utilizar el collage en las últimas etapas de su carrera.
La última etapa de su carrera
A medida que envejecía, a Matisse le gustaba menos la vida en público. Se trasladó a Niza y su estilo se relajó hacia una paleta de colores naturales. Al mismo tiempo, desarrolló su exploración de la figura femenina en una serie de pinturas orientalistas y algo decorativas.
Escultura
La escultura fue un medio que apareció y desapareció en la carrera de Matisse. Creó esculturas en serie. Al igual que con sus pinturas, Matisse revela el proceso creativo. La superficie no es lisa, y no hay ningún intento de imitar la realidad. Para Matisse, existe una estrecha relación entre la pintura y la escultura. Utilizaba los cuadros como preparación para la escultura, y utilizaba la escultura para resolver los problemas que se le planteaban con los cuadros.
Collage
En 1941, Matisse se somete a una intervención quirúrgica que le deja en silla de ruedas. Su capacidad de movimiento se vio comprometida, pero esto despertó en él otra oleada de creatividad. Es una de las épocas más atrevidas y coloridas de su carrera creativa. Sujetaba sus pinceles a largos palos de madera, pero en un momento dado redescubrió el collage, o como él lo llamaba, la pintura con tijeras. Al igual que un pincel puede dar tanto una línea fina como una gruesa, el collage permitió a Matisse explorar un nuevo ámbito en sus habilidades creativas.