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Tesoros Desaparecidos: ¿Los Encontraremos Alguna Vez De Nuevo?

El Redactor: Jessica Q. R.

La historia está llena de tesoros increíbles: oro, joyas y artefactos que valen fortunas inimaginables. Lamentablemente, algunos de los más valiosos no resistieron el paso del tiempo. Algunos fueron robados, otros se extraviaron y algunos simplemente desaparecieron en circunstancias desconcertantes. A pesar de décadas o incluso siglos de búsqueda, estos objetos invaluables siguen siendo esquivos. Sin embargo, pistas tentadoras sugieren que aún podrían existir en algún lugar, esperando ser redescubiertos por un explorador afortunado o hallados en alguna costa lejana. Aquí un vistazo a 16 tesoros legendarios que siguen desaparecidos, pero que aún podrían estar escondidos en algún lugar, esperando ser encontrados.

1. La Cámara De Ámbar

Tesoros Perdidos

Considerada en su día la "Octava Maravilla del Mundo", la Cámara de Ámbar era una cámara deslumbrante hecha completamente de paneles de ámbar, pan de oro y espejos. Creada para Federico I de Prusia y posteriormente regalada al zar ruso Pedro el Grande, esta obra maestra fue saqueada por las fuerzas nazis durante la Segunda Guerra Mundial y transportada al Castillo de Königsberg. Luego, simplemente desapareció.

Algunos creen que fue destruido durante los bombardeos aliados, mientras que otros insisten en que fue desmantelado en secreto y escondido en minas o búnkeres abandonados por toda Europa del Este. A pesar de numerosas expediciones y una recompensa de 10 millones de dólares ofrecida por el gobierno alemán, este impresionante tesoro sigue desaparecido, aunque ocasionalmente aparecen fragmentos de ámbar, lo que reaviva la esperanza de resolver finalmente este misterio de 80 años.

2. Collar Patiala

 Lost Treasures

Cuando desapareció en 1948, el collar Patiala era una de las piezas de joyería más caras jamás creadas. Encargado por el maharajá Bhupinder Singh de Patiala a Cartier en 1928, este extravagante collar contenía 2930 diamantes y el séptimo diamante más grande del mundo en aquel momento: el "De Beers" de 428 quilates. Desapareció misteriosamente del tesoro real, sin dejar rastro.

Décadas después, partes del collar aparecieron en una casa de subastas de Londres en 1982, sin sus diamantes principales. Cartier adquirió estos restos y restauró la pieza con réplicas de piedras preciosas. Sin embargo, los enormes diamantes originales siguen desaparecidos, presumiblemente retallados y vendidos en el mercado negro. Los historiadores de la joyería no pierden la esperanza de que el diamante De Beers pueda reaparecer algún día, aún reconocible a pesar de las alteraciones.

3. Joyas de la Corona Irlandesa

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El robo de las Joyas de la Corona Irlandesa en 1907 sigue siendo uno de los crímenes sin resolver más desconcertantes de la historia británica. Las joyas, incluyendo la Estrella y la Insignia de la Orden de San Patricio, profusamente condecoradas y engastadas con diamantes brasileños, fueron robadas de una caja fuerte en el Castillo de Dublín pocos días antes de una visita real. Lo extraño de este caso es que solo unas pocas personas tenían las llaves de la torre donde se guardaban. Scotland Yard interrogó a varios sospechosos, pero nunca realizó ningún arresto.

Corrieron rumores sobre un trabajo interno, bromas de borrachos que salieron mal e incluso chantajes relacionados con escándalos homosexuales. Las joyas, valoradas en unos 20 millones de dólares actuales, nunca han vuelto a aparecer en el mercado. Muchos buscadores de tesoros irlandeses creen que podrían seguir escondidas en algún lugar de Dublín, a la espera de ser descubiertas durante la renovación de un antiguo edificio.

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4. Huevo Imperial Fabergé Perdido

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De los 50 Huevos Imperiales Fabergé creados para la familia real rusa, ocho siguen desaparecidos tras el caos de la Revolución de 1917. Cada huevo era una obra maestra que albergaba espectaculares sorpresas en su interior, desde carruajes en miniatura hasta relojes en funcionamiento.

Su desaparición parecía definitiva hasta 2014, cuando un chatarrero compró uno en un mercado por 14.000 dólares, con la intención de fundirlo para obtener oro. Antes de hacerlo, buscó en Google "huevo" y "Vacheron Constantin" (inscrito en el interior del reloj) y descubrió su verdadero valor: 33 millones de dólares. Este impactante redescubrimiento ha alimentado la especulación de que los otros siete huevos no perecieron en la revolución, sino que permanecen ocultos en áticos o colecciones privadas. Los expertos estiman que encontrar cualquiera de estos huevos sería como ganar la lotería: están valorados entre 30 y 60 millones de dólares cada uno.

5. Cofre Real

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El Cofre Real, un cofre del tesoro del siglo XVI que perteneció a la reina polaca Bona Sforza, desapareció en circunstancias extrañas. La ornamentada caja de ébano, con incrustaciones de plata, contenía los documentos y joyas más preciados de la reina. Cuando Bona huyó de Polonia a Italia en 1556, se llevó el cofre consigo, pero murió poco después de llegar, posiblemente envenenada.

Las autoridades españolas incautaron el cofre, que finalmente terminó en el archivo del Castillo de Simancas, cerca de Valladolid. Durante la invasión de Napoleón en 1810, un oficial francés supuestamente lo tomó. El cofre cambió de manos varias veces antes de desaparecer por completo durante la Segunda Guerra Mundial. Investigadores polacos lo rastrearon hasta un comerciante de arte en España en la década de 1920, pero la pista se perdió después. Las leyendas urbanas insisten en que está escondido en una colección privada en Sudamérica, sin que su dueño fuera consciente de su importancia histórica.

6. La Cruz de Tucker

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En 1955, el buzo Teddy Tucker descubrió cerca de las Bermudas una extraordinaria cruz de oro adornada con siete esmeraldas. Esta obra maestra de oro de 22 quilates, que data del naufragio del San Pedro en 1594, se convirtió en el orgullo del museo marítimo de las Bermudas. Sin embargo, durante los preparativos para una visita real en 1975, los conservadores hicieron un descubrimiento impactante: ¡la cruz expuesta era una réplica de plástico!

Alguien la había forzado y la había cambiado sin que nadie se diera cuenta. A pesar de una investigación internacional de la Interpol y el FBI, el invaluable artefacto nunca reapareció. La mayoría de los expertos creen que la cruz se fundió hace mucho tiempo, pero algunos buscadores de tesoros siguen convencidos de que se vendió intacta a un coleccionista privado en Oriente Medio. Cada pocos años, circulan rumores sobre la aparición de la cruz en subastas clandestinas, solo para volver a caer en el olvido.

7. Diamante Florentino

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El diamante florentino amarillo de 137 quilates se encuentra entre las gemas desaparecidas más famosas de la historia. Perteneció inicialmente a la familia Medici en el siglo XVI y posteriormente pasó a formar parte de las joyas de la corona de los Habsburgo en Austria. Tras la caída del Imperio austrohúngaro en 1918, la familia imperial huyó con sus tesoros, incluyendo este extraordinario diamante de nueve caras. La piedra desapareció durante su huida, lo que desencadenó una interminable especulación.

Algunas evidencias sugieren que el diamante llegó a Sudamérica con la familia Habsburgo exiliada, quienes podrían haberlo tallado de nuevo para ocultar su identidad antes de venderlo. Otros afirman que fue robado del equipaje del emperador Carlos I. Los expertos en diamantes examinan regularmente los grandes diamantes amarillos que aparecen en el mercado, con la esperanza de identificar patrones de corte que puedan revelar el diamante florentino tallado de nuevo.

El singular color amarillo del diamante y su excepcional claridad harían que fuera casi imposible ocultarlo por completo, lo que mantendría viva la esperanza de que eventualmente reapareciera.

8. Hombre de Pekín

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Los fósiles del Hombre de Pekín representan uno de los mayores misterios de la paleontología. Descubiertos en las décadas de 1920 y 1930 cerca de Pekín, estos restos de Homo erectus de 500.000 años de antigüedad constituyeron una prueba revolucionaria de la evolución humana. A medida que las fuerzas japonesas se acercaban a Pekín durante la Segunda Guerra Mundial, científicos estadounidenses empacaron los irremplazables fósiles en cajas de madera para su envío a Estados Unidos y su custodia. La última vez que se vio a los fósiles fue cuando los subían a un tren con destino a una ciudad portuaria, pero nunca llegaron a su destino.

Existen numerosas teorías: podrían haber sido enterrados por guardias asustados, robados por saqueadores, perdidos en un naufragio o incluso destruidos durante el caos bélico. Las autoridades chinas siguen buscando activamente estos eslabones perdidos de la historia de la humanidad, y ocasionalmente surgen rumores de que los fósiles están escondidos en el sótano de alguna casa u olvidados en una caja sin identificar en el almacén de un museo en algún lugar de Estados Unidos.

9. El Chelengk de Nelson

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El Chelengk del almirante Horatio Nelson, un turbante adornado con diamantes, podría ser el tesoro perdido más inusual de la historia británica. El sultán otomano regaló esta espectacular joya a Nelson tras su victoria en la Batalla del Nilo en 1798. Con 13 rayos de diamantes que podían ponerse en movimiento mediante un mecanismo de relojería, Nelson lució con orgullo esta "estrella naciente" en su sombrero durante el resto de su vida.

Tras pasar de generación en generación en su familia, el Chelengk fue robado en 1951 del Museo Marítimo Nacional de Londres por un audaz ladrón que escaló muros y rompió una claraboya.

Las autoridades sospechan que fue desmantelado por sus diamantes, pero otros creen que el ladrón lo vendió intacto a un coleccionista privado obsesionado con los recuerdos napoleónicos. En 2018, se creó una réplica perfecta basada en dibujos supervivientes, pero el paradero del original sigue siendo uno de los mayores crímenes artísticos sin resolver de Gran Bretaña.

10. El Tesoro de La Noche Triste

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El 30 de junio de 1520, Hernán Cortés y sus hombres huyeron de Tenochtitlán al amparo de la oscuridad, cargados con oro y tesoros aztecas. Muchos soldados españoles, agobiados por el botín, se ahogaron al cruzar el lago de Texcoco durante esta "Noche Triste". Los historiadores creen que enormes cantidades del tesoro azteca saqueado se hundieron en el fondo del lago esa noche.

La Ciudad de México actual se encuentra ahora donde una vez estuvo gran parte del lago de Texcoco, lo que imposibilita los métodos tradicionales de recuperación. Sin embargo, proyectos arqueológicos ocasionalmente descubren artefactos aztecas durante las obras de construcción en zonas específicas de la ciudad. La tecnología de georradar ha identificado varias anomalías bajo el paisaje urbano que podrían representar escondites del tesoro perdido. Cada nuevo cimiento de rascacielos excavado en la Ciudad de México trae consigo una nueva esperanza de encontrar el botín abandonado de Cortés.

11. La Gran Campana de Dhammazedi

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La Gran Campana de Dhammazedi fue la campana más grande jamás construida: pesaba 300 toneladas y contenía enormes cantidades de oro, plata y otros metales preciosos. El rey Dhammazedi de Birmania donó esta monumental campana a la Pagoda de Shwedagon a finales del siglo XV. En 1608, el caudillo portugués Filipe de Brito decidió robarla, con la intención de fundirla para fabricar cañones. Sus hombres la hicieron rodar colina abajo y la cargaron en una balsa para cruzar el río Bago.

Como era de esperar, el inmenso peso hundió la balsa en la confluencia de los ríos Bago y Yangón. Durante más de 400 años, la campana ha permanecido en algún lugar del lodo del lecho del río, y su ubicación exacta se ha perdido en el tiempo. Innumerables expediciones han intentado localizarla utilizando tecnología moderna, pero los depósitos de limo, las corrientes peligrosas y la escasa visibilidad siguen complicando las labores de recuperación. Myanmar considera el hallazgo de la campana un motivo de orgullo nacional, y se lanzan nuevos intentos de búsqueda casi cada década.

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12. El Oro del RMS Republic

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Cuando el transatlántico de lujo RMS Republic se hundió en 1909 tras una colisión frente a Nantucket, corrieron rumores de que contenía una fortuna en monedas de oro, posiblemente 3 millones de dólares (con un valor actual de más de mil millones de dólares). Algunos registros históricos sugieren que este tesoro fue un préstamo del gobierno estadounidense a Rusia, mientras que otros afirman que se trataba de dinero de ayuda para los supervivientes de un gran terremoto en Italia. Los intentos de rescate comenzaron casi inmediatamente después del hundimiento, pero no arrojaron resultados significativos.

El barco se encuentra en aguas relativamente poco profundas (82 metros), pero el acceso a sus bodegas de carga ha resultado extremadamente difícil debido al deterioro del buque. El cazador de tesoros Martin Bayerle dedicó décadas a investigar el Republic y finalmente obtuvo los derechos exclusivos de salvamento en la década de 1980. El oro ha eludido a varias expediciones, incluida una captada por History Channel. Bayerle sigue convencido de que sigue ahí, oculto bajo la cubierta derrumbada o enterrado en sedimentos, a la espera de que la tecnología adecuada revele su escondite.

13. El Tesoro de Lima

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En 1820, tras el colapso del dominio español en Perú durante las guerras de independencia, las autoridades limeñas decidieron evacuar su vasta riqueza a México para su custodia. Cargaron aproximadamente 60 millones de dólares en oro, joyas y artefactos eclesiásticos a bordo del comerciante británico Mary Dear. El capitán del barco, William Thompson, demostró ser poco fiable: mató a los guardias españoles y navegó hasta la Isla del Coco, frente a Costa Rica, donde supuestamente enterró todo el tesoro. Posteriormente capturado, Thompson accedió a guiar a las autoridades hasta el tesoro, pero escapó a la selva.

Desde entonces, más de 300 expediciones han explorado la diminuta isla, convirtiendo gran parte de ella en un laberinto de fosas y túneles. Desde entonces, el gobierno costarricense ha prohibido la búsqueda de tesoros allí para proteger el ecosistema. Algunos investigadores creen que el tesoro nunca llegó a la Isla del Coco, sino que se dividió entre la tripulación y se vendió discretamente. Otros siguen convencidos de que aún está enterrado en algún lugar de la isla, protegido por trampas explosivas o escondido en cuevas submarinas accesibles solo durante ciertas condiciones de marea.

14. Cetro de Dagoberto

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El Cetro de Dagoberto, creado en el siglo VII para el rey merovingio de los francos, se encuentra entre las insignias reales más antiguas de Europa. Este bastón ceremonial de oro, rematado con un intrincado trono con una figura sedente, desapareció durante la Revolución Francesa cuando los revolucionarios asaltaron la Abadía Real de Saint-Denis. A diferencia de otros tesoros reales que fueron fundidos oficialmente, no existen registros que confirmen la destrucción del cetro. Esta laguna administrativa ha llevado a muchos historiadores a creer que fue robado en lugar de destruido.

El cetro apareció brevemente en la época de Napoleón —mencionado en documentos de inventario, pero nunca exhibido— antes de desaparecer de nuevo. Los investigadores de arte han seguido pistas que sugieren que fue introducido de contrabando en Inglaterra y luego en Rusia por aristócratas que huían de la revolución. Otros creen que nunca salió de Francia, sino que permanece oculto en una iglesia provincial o en un castillo privado, sin que sus actuales propietarios conozcan su significado, ya que podrían confundirlo con un simple adorno eclesiástico.

15. Los Jueces Justos

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El panel izquierdo del famoso Retablo de Gante, conocido como "Los Jueces Justos", representa la obra de arte robada más valiosa jamás recuperada. El 10 de abril de 1934, unos ladrones sustrajeron este panel de la Catedral de San Bavón en Bélgica, dejando una nota que decía: "Tomado de Alemania por el Tratado de Versalles".

El presunto ladrón, Arsène Goedertier, reveló en su lecho de muerte que solo él sabía dónde estaba escondido el panel, pero murió antes de revelar su ubicación. Dejó pistas crípticas que los investigadores aún no han descifrado casi 90 años después. El respaldo de roble del panel se encontró en posesión del ladrón, lo que sugiere que la parte pintada podría estar escondida por separado.

Innumerables búsquedas han examinado criptas de iglesias, pozos y edificios abandonados por toda Bélgica. El panel que se exhibe actualmente es una notable reproducción creada en 1945. Los expertos siguen divididos: algunos creen que el original fue destruido hace mucho tiempo, mientras que otros piensan que permanece oculto en algún lugar de Gante, quizás incluso dentro de la propia catedral.

16. El Tesoro de los Llanganatis

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En lo profundo de las montañas Llanganatis de Ecuador se encuentra lo que podría ser el mayor tesoro sin descubrir de América: el oro perdido de Atahualpa, el último emperador inca. Cuando los conquistadores españoles capturaron a Atahualpa en 1532, este ofreció una habitación llena de oro y dos de plata como rescate.

Mientras su gente repartía esta fortuna, llegó la noticia de que los españoles habían decidido ejecutar al emperador de todos modos. Los mensajeros incas supuestamente arrojaron el oro restante —miles de libras— a un remoto lago de montaña o lo enterraron en una cueva excavada a toda prisa. Se dice que un soldado español moribundo llamado Valverde descubrió el sitio en el siglo XVII, dejando un manuscrito con instrucciones para llegar al tesoro.

A pesar de cientos de expediciones que utilizaron las marcas de Valverde, el duro terreno montañoso, los densos bosques nubosos y las peligrosas ciénagas se han cobrado la vida de muchos buscadores de tesoros. Imágenes satelitales han identificado recientemente varias formaciones inusuales en lagos de gran altitud que podrían representar estructuras sumergidas, lo que ha renovado el interés por este legendario tesoro.

Fuente de las imágenes: Bored Panda
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