Érase una vez un chico que se mudó de su casa para ir a la universidad, por lo que se despidió de su familia y de su perro, Azul. Unos meses más tarde, el padre recibió una llamada de su hijo.
"Papá", dijo, "Aquí hay un programa sorprendente que enseña a los perros a hablar!"
''¡Eso es increíble!'', dijo su padre, ¿Cómo puedo inscribir a Azul en ese programa?
"Sólo tienes que mandármelo con $ 2.000 dólares, dijo el hijo. ''Yo me encargo de meterlo en el curso.''
Así que su padre envió al perro, junto con los $ 2.000 dólares.
6 meses después, el chico llama de nuevo a casa.
''¿Cómo está Azul, hijo?'' le preguntó su padre.
''¡Súper! Papá, está hablando hasta por los codos'' ... Pero, no vas a creer esto. La escuela para perros ha tenido tan buenos resultados con las clases de conversación, que han comenzado a enseñarle a los perros a leer. "
''¿Leer?'' -exclamó su padre. ''¡En serio!'' ¿Cómo podemos meter a Azul en ese programa?
"Sólo tienes que enviarme $ 4.500 dólares y yo me encargo.''
El dinero llegó puntualmente.
Pero nuestro héroe nota un problema inminente al finalizar el año. Al volver a casa su padre se enteraría que el perro no puede ni hablar ni leer.
Pero se le ocurrió un plan. Primero regaló el perro a una familia agradable. Luego se fue a casa para pasar fin de año con su familia y ver a su emocionado padre.
"¿Dónde está Azul? ¡No puedo esperar para hablar con él, y verlo leer algo!
''Papá, "dijo el chico, tengo malas noticias''. Ayer por la mañana, justo antes de salir a coger el tren, Azul estaba leyendo el periódico, cuando de repente me preguntó si tú seguías viendo a aquella camarera pelirroja que trabaja en tu Pub favorito. Dijo que se lo preguntaría a mamá.
