La respuesta es un rotundo sí. Todo el mundo empieza con una tolerancia diferente al frío; algunos pueden recorrer fácilmente la nieve mientras que otros se estremecen con los vientos del aparato de aire acondicionado en un día de verano. Pero todo el mundo puede adquirir tolerancia al frío. Varios estudios y revisiones han demostrado que, al cabo de una o dos semanas de exposición constante al frío, los escalofríos cesan.
Tu físico y tu edad influyen en tu capacidad para tolerar el frío. Las personas bajitas y corpulentas retienen mejor el calor corporal que las personas delgadas y altas con extremidades largas. La elevada relación entre superficie y volumen hace que estas últimas pierdan el calor corporal más rápidamente, lo que las convierte en candidatas perfectas para vivir en climas cálidos. La edad avanzada también puede ralentizar el metabolismo, lo que disminuye la capacidad del cuerpo para retener el calor. También hay varias razones nutricionales para la baja tolerancia al frío. El Dr. Agustín Landivar las explica todas a continuación:
¿Cómo afronta el frío un cuerpo no aclimatado?
Los escalofríos son la respuesta inicial del cuerpo humano al frío. El ritmo cardíaco y el metabolismo aumentan para generar calor, y los vasos sanguíneos se contraen y se alejan de la superficie de la piel, lo que hace que la temperatura de ésta descienda. Esto sucede para atraer la sangre hacia los órganos internos y mantenerlos a temperaturas cálidas. Es también cuando aparece la piel de gallina.
Si continúas con la exposición al frío después de la marca de 2 semanas, es posible que los vasos sanguíneos no se contraigan y que la temperatura corporal no descienda tan drásticamente como lo hizo inicialmente. En ese momento, puedes declararte aclimatado al frío.
¿Cómo se desarrolla la tolerancia al frío?
Reaccionar a los factores de estrés ambiental es algo que está grabado en el cuerpo y la mente. El código ya está escrito y los mecanismos están ahí, sólo hay que activarlos.
Con una exposición diaria al frío de 20 minutos, el cuerpo empieza a construir una capa de grasa parda. Se trata de un tipo de tejido que regula la temperatura corporal en condiciones de frío. Se almacena y genera en la parte superior de la columna vertebral y en el cuello; la misma zona que el cerebro vigila la temperatura de la sangre. Esta información permite al cerebro comprender cómo nuestro ambiente afecta a la temperatura interior. Por eso llevar un chal, una bufanda o incluso dejarse el pelo largo suelto ayuda a mantener el calor.
Es más fácil decirlo que hacerlo, pero la exposición al frío es lo único que te ayudará a desarrollar tu tolerancia. "El secreto para aclimatarse al agua fría es nadar en ella a menudo", dice Kate Rew. Es una periodista inglesa que lleva más de una década nadando en aguas frías.
Considéralo una prueba y un reto para tu perseverancia. Cualquier cosa que le produzca escalofríos servirá, pero la mayoría de las fuentes recomiendan una ducha fría en la comodidad de tu casa. Empieza con 15 segundos de ducha fría al final de una ducha caliente, y con cada ducha siguiente, añade 10 segundos. No es necesario sumergir la cabeza al principio. Si esto sigue siendo demasiado difícil, sumerge primero las extremidades del cuerpo y luego bañate por completo en el chorro.
Estos son nuestros consejos para tener éxito:
* Recomendamos empezar durante el otoño. Cuando llegue el invierno, ya estarás preparado.
* La mentalidad juega un papel importante. Piensa en el frío como algo energizante y no como algo horrible.
* Acepta el reto con un amigo, si la competición es lo que te motiva.
* Descarga la aplicación de Wim Hof (inglés). Los retos diarios pueden ayudarte con la constancia.
* Una dieta rica en proteínas y grasas con pocos carbohidratos o alimentos vegetales también te ayudará a crear tolerancia al frío.
Advertencia de peligro para la salud: Si tienes una enfermedad cardíaca, consulta a un médico antes de empezar a tomar duchas de agua fría, ya que esto hace que todo el sistema vascular se contraiga.
¿Tiene algún beneficio para la salud la exposición al frío?
Ciertamente sí. 20 minutos de exposición diaria al frío provocan un aumento del 200-300% de la adrenalina, que reduce la inflamación y aumenta la producción de energía. Un simple hábito de duchas frías también disminuirá el dolor muscular y articular y potenciará tu metabolismo, estado de ánimo, funciones cognitivas y procesos de recuperación. Esto sí que es vigorizante.
Innumerables estudios han demostrado que el mero hecho de sentir frío no hace que uno se resfríe. Los resfriados y la gripe están causados estrictamente por virus y nada más. ¿Por qué, entonces, el aumento de las enfermedades en invierno? Se enumeran varias razones:
