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Cuento Para Reflexionar: El Pez Que Se Quedó Sin Amigos

El Redactor: Jessica Q. R.

En unas aguas profundas vivió una vez un pequeño pez muy peculiar al que un día le salió un diente y del que estaba muy orgulloso porque lo hacía diferente al resto de los de su especie. Como era un pez que se alimentaba sólo de plantas marinas, utilizaba su diente para morder jugando a otros peces como él o incluso más grandes. Él pensaba que era divertido, pero la verdad es que a los demás no les hacía nada de gracia.

Como se la pasaba mordiendo a otros el pez poco a poco se fue quedando sin amigos, hasta que se quedó totalmente solo. Y como no tenía amigos con los que jugar, empezó entonces a morder a peces desconocidos. Estos peces no sabían que el pez lo hacía de broma, y se molestaban mucho cuando los mordía. 

Cansados de sus bromas, unos peces a los que el pez mordedor había mordido en un par de veces le regalaron una piedra que habían pintado de verde diciéndole que era una nueva clase de alga marina. El pobre pez se la quiso comer y se rompió su preciado diente.

Cuando los que habían sido amigos del pez acudieron en su ayuda lo encontraron llorando por haber perdido sus valioso diente.

-¿Qué hacen ustedes aquí? -dijo el pez a los otros peces-. Creía que ya no querían saber nada de mí.

- Veníamos a advertirte de que algo como esto te acabaría pasando si continuabas mordiendo a todos-dijo uno de ellos-. Pero parece que llegamos tarde.

Cuento Del Pez Que Se Quedó Sin Amigos

-¿No te das cuenta de que tus juegos son sólo divertidos para ti? -dijo otro de los peces-. Cuando juegas con otros se trata de que todos se diviertan y no sólo tú.

-Lo siento, amigos -dijo el pez-. He aprendido la lección demasiado tarde. Espero que al menos puedan perdonarme.

-¡Por supuesto, te perdonamos! -dijeron todos los peces a coro. ¿Para qué están los amigos?

En ese momento apareció el Hada Sirena, un criatura excepcional que no suele dejarse ver entre sus vecinos marinos. Todos los peces quedaron maravillados.

-Como veo que estás arrepentido te voy a hacer un regalo -dijo el Hada Sirena-. Si prometes no volver a morder a nadie te devolveré tu diente.
-Por supuesto, así lo haré -respondió el pez.

El Hada Sirena devolvió al pez su diente y el pez recuperó también a sus amigos, que le regalaron un pez de mentira para que lo mordiera cuando tuviera ganas de jugar. 

 ¿Alguna vez te has comportado como este pez intentando molestar a otros para divertirte?

Comparte este cuento de reflexión con tus contactos para concientizar sobre la importancia de la empatía y la consideración a los demás.

Fuente: cuentoscortos

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